martes, 15 de marzo de 2011

Hace miles de años,

el pasado domingo, bailábamos esta misma canción. Lentos, enamorados, ebrios. Son los mismos besos? Es como verte en una foto de un viejo álbum familiar y creer que eramos felices. No digo nada y seguimos bailando, giramos y giramos cara a cara. Los ojos dentro de los ojos y tu pelo que me toca levemente. A veces pienso que los hilos que nos mantienen unidos son tan delgados que bastaría apenas un roce para cortarlos, pero mientras dure la canción nuestros cuerpos estarán calientes. Los surcos de los minutos reflejan las larguísimas arrugas de nuestros rostros jóvenes, iluminados por la alquimia. Yo persigo la secreta complejidad de los simple. Se escucha el viento y el sonido de la señal del mal tiempo, salta una chispa y la tierra medita. Te di tres besos en la frente. Después se respira el aire puro que entra en rodajas verdes. Todavía no besé tu aura, aunque a veces el día se inclina más de lo habitual.

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