jueves, 27 de enero de 2011

27



27.
Y una ráfaga de viento y vos en la playa.
Y era como si el viento hubiera sido inventado nada más que para soplar entre tus cabellos. Y así gritar que, aunque sea invisible, él tenía forma: la forma de tu melena despeinada, en el aire de un amanecer brillante, era la forma del viento.
Una tormenta de verano que cabe en la palma de la mano que la invoca y sostiene.
Y nosotros -vos y yo -ahí adentro, felizmente atrapados entre tus dedos.


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