lunes, 10 de enero de 2011

Viaje al fin de la noche

Por Iván Ferreyra | Literatura
Nº2


Viaje al fin de la noche, de Louis Férdinand Céline

Bukowski me dijo que era el mejor libro que podría leer, que la otra obra de Celine era floja. Lo busqué por todas partes, lo encontré en la Galeria Santo Domingo, en una librería donde la gente que se iba a morir los dejaba, como si se desprendiera de lo que más amaba, que no podría llevar hacia la muerte. El libro tenía una tapa blanca, estaba rayado, y cada frase subrayada era mágica, te movía hasta el abismo. Confío en los perdedores que cambian de aire, los que se sumergen en los shoppings a gozar del aire acondicionado, a los Bukowski que encontraban en las Bibliotecas una pieza de descanso, como un turno de hotel en que te chupan la pija hasta que crees en los ovnis. Celine define a las personas, como que ellos necesitan ser muchos para existir, que la miseria es un gigante que se limpia los huevos con la cara de sus feligreses. Viaje al fin de la noche, de Céline. Literatura para los que viajan prescindiendo de lastres, que sólo arrancan. Requiem para un sueño. Winter.

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