martes, 16 de agosto de 2011

La traición de los trailers

Por Georgina Vorano | Cine


Lo que pensábamos que era el hermano tonto o la tía mentirosa de las películas, no sólo es un formato específico con sus propias reglas, autores y empresas dedicadas, sino que hasta tiene sus propias instancias de consagración. Estamos hablando de los trailers, esos retazos vivos que bordean la realidad y la ficción y nos conducen -muchas veces aunque no nos demos cuenta- hacia las películas.
Es sorprendente encontrar que existen al menos dos premiaciones para los mejores trailers de la industria: The Golden Trailers Awards y The Key Art Awards.



En los Golden Trailers de junio de 2011 ganó el premio principal “Red social”, así como el de “musicalización” y el "más original”, posiblemente porque tiene un coro con la paradigmática canción “Creep” de Radiohead e incluye imágenes del propio Facebook, pero quizás lo más destacable es su increíble dinámica: cuenta toda la historia (sin contarla) con escenas mínimas y diálogos directos, palabras justas, momentos indicados y un timing que podríamos calificar de grunge (además de que Jesse Eisenberg, después de “Adventureland”, haría ganar cualquier cosa en la que aparezca). 

Todavía hay más…


La cosa no termina ahí, hay categorías de todo tipo como “Romance”, “Video game” y hasta una que se llama la “Trashiest”, que sería algo así como el mejor trailer de la peli más “basura” o clase b (que no es lo mismo). Este último se lo llevó un film absolutamente desconocido, por supuesto, pero con un trailer de lo más cautivante: “Hobo with a shotgun 'Red Band'”




Mejor póster extranjero
Si con eso no alcanza, hay premios para los spots de tv (que son distintos de los trailers, básicamente más cortos) y para los posters de películas, fascinantes. Parece que en la industria poco queda sin premiación, quizás pronto el sindicato gastronómico consiga premios para los mejores platos del plató. 


Satisfacción (I can´t get no) 

Si ya a esta altura sospechamos que los trailers se las traen, no nos sorprenderá enterarnos de que Joe Dante (director de “Gremlins”) decía que la primera regla para hacer un trailer era contar el argumento de la película incluso aunque no fuera cierto. Esto nos da una pista para entender porque a veces podemos sentirnos un poco defraudados. 

Pero más allá del puro marketing, la desilusión puede llegar igual aunque la fidelidad se conserve. Y eso porque entre sus especificidades se cuenta una muy particular: en ellos es más importante lo que falta que lo que muestran. 

Para seducir, el trailer insinúa, convoca a la fantasía. Es que muchas veces lo que falta en lo que vemos es el anzuelo que despierta el deseo. Y de esa no podemos escaparnos, por más honesto que sea el trailer, la posibilidad de desear se sostiene en lo prohibido y en lo que nos falta. Desde ese momento, la promesa de satisfacción en la que se convierten nunca será plena y totalmente colmada. Menos eterna. 
Pobres trailers, siempre pueden traicionarnos aunque no lo pretendan. 


Más info: 
- Daniela Kozak: “Segundos de fantasía” en Lamujerdemivida Nº 51

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