martes, 12 de marzo de 2013

Retratos de un adiós


Título: Germania 
Director: Maximiliano Schonfeld 
Año: 2012 
Duración: 75' 
Intérpretes: Brenda Krütli, Lucas Schell, Margarita Greifenstein 
Guión: Maximiliano Schonfeld 
Fotografía: Soledad Rodríguez 
Edición: Anita Remón 
Producción: Bárbara Francisco, Fernando Brom 
Compañía productora: Pasto
País: Argentina



Por Maximiliano Audisio | Cine

Los debuts no suelen ser fáciles para nadie bajo ninguna circunstancia, pero acá estoy, escribiendo por primera vez en este blog sobre algo que me apasiona, que es capaz de llegar a lo más recóndito de las emociones y logra despertar sensaciones y sentimientos que a veces ni la vida real lo permiten. Estoy acá para hablarles de cine.

El calor invade una vez más la ciudad y me acerco al Cineclub Municipal Hugo del Carril para disfrutar de uno de los estrenos de la semana. La programación de este mes promete y mucho. Llego al lugar, atravieso esa puerta gigante, una especie de portal a lo desconocido. Diálogos confluyen a mi alrededor junto con parejas besándose, un ambiente cálido y luces tenues. Subo los escalones, llego y me encuentro con una sala ocupada casi en su totalidad. En la pantalla, los adelantos de lo que sucederá a lo largo del mes y, por fin, la oscuridad, seguida de un bello plano secuencial de un amanecer rural. La escena se puede confundir con cualquier amanecer que alguna vez hayamos vivido (vengo de un lugar donde campo es lo único que me rodea) pero basado en lecturas previas, sé que ese amanecer tiene que ver con tierras entrerrianas, más precisamente con Aldea Santa Rosa. La escena pertenece a Germania, el film que me llevó a estar allí y del cual les hablaré a continuación.


El haber comenzado hablando sobre los debuts no fue una casualidad, tiene que ver con que nos encontramos ante la ópera prima de Maximiliano Schonfeld y un film que fue estrenado el año pasado, galardonado en el Bafici (Premio Especial del Jurado, y del Premio FEISAL en la Competencia Internacional del 14º BAFICI) y en los festivales de Hamburgo y Praga.

A grandes rasgos, la obra del joven director narra la historia de los integrantes de una familia que vive en una pequeña aldea de alemanes del Volga, una comunidad ubicada en su provincia natal que conserva intactas las tradiciones ancestrales y hasta el dialecto Wolgadeutsche.

El film comienza de una forma tranquila, los primeros minutos son abordados con una calma extrema que no se sabe hacia dónde nos llevara. El desarrollo no difiere demasiado de lo que sucede en las primeras tomas, Schonfeld se centra en las miradas de los actores a base de primeros planos y en las diferentes acciones mediante escenas y planos largos. Esta forma de narrar historias (típica de “lo nuevo de lo nuevo” del cine argentino) en las cuales parece que no sucede nada pero está pasando todo, sólo será efectiva si el espectador se predispone a sumergirse de lleno en la historia.

Las actuaciones están a la altura del film, tanto Brenda como Lucas y su madre (ninguno de ellos actores profesionales) se encargan de retratar a la perfección la vida diaria en una aldea volga y, en este caso puntual, el vacío, la tristeza y la sensación de decadencia que invade a cada uno de ellos al momento de realizar una despedida y dejar la vida actual de lado, para darse una nueva oportunidad en otro lugar. El director se encarga de mostrar desde un punto de vista sumamente intimista y minimalista la decadencia de una forma de vida, de una familia y de cada uno de sus integrantes.



Mención aparte merece la fotografía del film a cargo de Soledad Rodriguez quien logra, de la mano del director y un ritmo rural que le da al film, dejar en nuestras retinas imágenes para el recuerdo, entre ellos amaneceres y atardeceres de un preciosismo que debe ser valorado y nos lleva a un goce visual pleno. Otro trabajo sumamente destacable tiene que ver con el montaje sonoro, decisivo en la composición de las escenas, los climas y la identidad del film. Los temas a cargo de los “Jackson Souvenirs” delimitan acciones y sirven para crear momentos que parecen ser eternos y generar una tensión dramática comparable con muy pocos films del cine nacional.

Germania puede resultar algo vacía y distante, similar al típico producto de festivales de cine independiente, creo sin embargo que este no es el caso, nos encontramos ante un film sutil, bello, audaz y en definitiva sumamente elocuente. Se trata más bien de una nueva manera de hacer cine, que alterna entre los elementos necesarios para no convertirse en insulso ni vacío y eso, por estos días, es algo que debe ser valorado.

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