lunes, 6 de diciembre de 2010

DIARIO MARPLATENSE II

Por Mato Ludueña

Desayuné con B.B. temprano o en realidad no tanto. Las mesas en el hostel eran bajitas, bien bajitas. En un momento me imaginé estando yo afuera y asomándome por la puerta-ventana que da a la calle, viéndome comer sobre un Kotatsu, inmerso en un plano de cualquier película de Y. Ozu. Teníamos programado Chantrapas, la última película de Otar Iosseliani, para el mediodía. No había muchas expectativas para la película: al leer los comentarios acerca de la misma me daba la sensación que estaban siendo algo condescendientes con el director. Iosseliani es un gran director y lo pude comprobar, no sólo a través de sus trabajos anteriores, sino al ver el documental El mirlo silbador, de Julie Bertuccelli, en donde muestra a este georgiano planificar las tomas de su Jardines en otoño con un vaso de vino en la mano y un cronómetro en la otra, con los ojos cerrados, en una habitación empapelada de storyboards. En Chantrapas la mayoría de los personajes son niños o ancianos y las “malas” acciones parecieran entrar y salir por la ventana; las “buenas”, lo hacen por la puerta. 

Continúa en la Columna de Cine

No hay comentarios: