deleita vuestros oídos, acepta que los demás han fracasado. El instrumento principal de tales aseveraciones son vuestras caricias. Si pudiera abandonar mi papel y hablar, te aseguraría que el tiempo es la burocracia de tu espacio. Que yo no fui convocado para decir esto y vos tampoco para oírlo. Tu expresión legítima, tu sincera oscilación de pensamiento, acompañó tu carne fatigada por temporadas, entre tiempos o caserías. La verdadera causa emotiva se inclina en otra dirección, tu brillo que resplandece y clama. En lugares atestados, tu declarada aceptación de tus bajezas, tu naturaleza doble, tu estación específica, tu cuerpo que se abre para urgir la tolerancia. Mi quietud. Tu imagen fija que está a la espera de las coordenadas inservibles para abrir de una vez tu corazón.
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