domingo, 22 de mayo de 2011

La primera mirada

es para verificar la inmolvilidad del mundo; la segunda, constata los huecos de la mirada. Si acaso mirara por tercera vez, seria para sospechar de algo que sucede entre tanto que hay para ver. Para verme entre todo lo que hay para  ver tengo que acudir a otros ojos, como veo a los pájaros meciéndose en los cables de electricidad. Las ramas se sacuden por ráfagas que llegan de otro lugar, las hojas arrastradas se elevan con un furor súbito, el viento suave que golpea con insistencia en mi ventana. Nada de eso te importa. Vos te encoges de hombros ante la adversidad, con pericia y aire absorto haces una mueca y tomas té. Veo tus manos, la manera de concentrarte en los trabajos mínimos que emprendes con suavidad.
Tal vez mañana debamos separarnos.
Tal vez mañana la tormenta aumente.
Tal vez mañana todo pase.
Yo sigo pendiente de tus pasos, de tus pies redondos que esta noche crujen en el piso.



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