martes, 2 de noviembre de 2010

Por mas que des vuelta la llave,

cuanto mas intentas dejar todo atrás ya nada se cierra, nada se abre, queda una sombra, parte de este naufragio y se invierte y se cae en una mirada más profunda a tu pasado cada vez menos audible. Adentro tuyo tus gestos se insinúan hacia afuera, tu voz no alcanza. Ya sin sonrisas puertas o palabras, ahora te veo cantando por la calle de la melancolía. Te vas perdiendo en la nada. Yo, lo mismo. Sin canciones, sin aire, sin recuerdos de los lugares que ya me he olvidado, solamente tu voz dentro mío resuena, aunque ya no se si la quiero escuchar. Somos el aliento al borde de la noche, las noches olvidadas y mucho más todavia. Así que te pido de una vez, acordate de aquellas palabras remotas, alguna que otra vez, escuchá las voces amigas; una vez y otra vez baila sobre el hilo del olvido. De vez en vez colocá una piedra sobre el silencio. Esta vez sumergite en la corriente que te aleje del adiós. Vos sos mi palabra preferida, la que lo recuerda todo.

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