Te saqué un pasaje para que seas feliz esta tarde directo al downtown de mi corazón. De ahí te tenés que tomar un taxi. Hay once canciones por hora mas o menos. Son dos horas, pocos kilómetros pero por caminos y calles tan inclinadas que es normal que a veces vuelques. Dicen que a veces es un paseo esplendido. Estas canciones, estos minutos, son como bolsas que revoleamos contra un paredón. Tal vez sea objetivo o impresionista, tal vez me seas infiel, tal vez llegar a la sensibilidad sea sencillo. Lo difícil será encontrar el placer. Yo soy el que pierde la cabeza ya que nunca tengo que presenciarlo. Siempre voy a despreciar lo que te permite el anhelo máximo. Poder y placer. No soy tu gran admirador. Bien y mal siempre estoy ausente. Te sigo como un libro sagrado. No me interesa la lucha de clases, pero voy a abandonar por decadente a esta sociedad. Voy a desarrollar mis ideas en mi mente y, cuando carezca de afecto, voy a armar tal escandalo
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