martes, 2 de noviembre de 2010

Un pasaje a ningun lado

Te saqué un pasaje para que seas feliz esta tarde directo al downtown de mi corazón. De ahí te tenés que tomar un taxi. Hay once canciones por hora mas o menos. Son dos horas, pocos kilómetros pero por caminos y calles tan inclinadas que es normal que a veces vuelques. Dicen que a veces es un paseo esplendido. Estas canciones, estos minutos, son como bolsas que revoleamos contra un paredón. Tal vez sea objetivo o impresionista, tal vez me seas infiel, tal vez llegar a la sensibilidad sea sencillo. Lo difícil será encontrar el placer. Yo soy el que pierde la cabeza ya que nunca tengo que presenciarlo. Siempre voy a despreciar lo que te permite el anhelo máximo. Poder y placer. No soy tu gran admirador. Bien y mal siempre estoy ausente. Te sigo como un libro sagrado. No me interesa la lucha de clases, pero voy a abandonar por decadente a esta sociedad. Voy a desarrollar mis ideas en mi mente y, cuando carezca de afecto, voy a armar tal escandalo

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